La inesperada conquista de Celia Cruz

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En los años 70 la salsa despegó en EEUU gracias a una generación mágica de aristas, algunos emigrados, otros criados en barrios de Nueva York. Aquella hornada de artistas latinos llevó los sonidos de sus tierras al corazón de América. Entre todos ellos no hubo nadie las grande que nuestra protagonista que Celia Cruz, la gran dama de la salsa.

Celia huyó de Cuba rumbo a México tras un par de choques con Fidel Castro. No sabía Celia que jamás volvería a pisar su tierra. Tras dar tumbos durante unos años la cubana llegó a Estados Unidos donde acabaría siendo la gran estrella de la música latina de la mano del sello Fania, grandes embajadores de los sonidos latinos en América, primero entre sus paisanos y luego más allá como una novedad de sonidos frescos y música alegre que sonaba tan poderosa como exótica.

En 1974 llegó a las tiendas Celia y Johnny uno de los discos más exitosos del género y la carta de presentación en EEUU de la reina de la salsa. Tras una mítica actuación en en Carnegie Hall empieza a grabar junto a Johnny Pacheco, con el que editaría dos discos más después de este primer paso juntos, pero nada igualaría la magia de ese primer encuentro. El disco de Celia y Johnny es Cuba, pero también el Caribe, Colombia o México. Es fantasía, alegría y cierta morriña. Gracias al éxito de este debut, Cruz se asentó como una estrella en EEUU y comenzó una carrera llena de triunfos que la llevó a salir en Barrio Sésamo o a conocer presidentes.

Esta semana dedicamos el Sofá Sonoro a recordar esta historia junto a Mario Tornero, director del podcast Fruta Extraña, y Lucía Taboada.

Más episodios

Green Day y la revolución del punk de los 90

Con 22 años los chicos de Green Day tenían tantas cosas a sus espaldas que ya estaban cansados de su escena, de su sonido e incluso de la propia vida. En 1993 el grupo se propuso de un giro y un salto al vacío... y ese salto acabó en una conquista mundial unos meses después, ya en 1994, cuando Dookie salió a las calles.Tras el éxito de Dookie, Green Day se convirtió en la gran esperanza de la industria musical tras la muerte prematura de Kurt Cobain que en abril de aquel 19994 se pegó un tiro dejando un panorama extraño en el grounge, esa música que había trasformado la escena musical de comienzos de la década. Green Day no tuvo problemas en asumir su rol y dar un paso al frente con actitud y tomando riesgos.Esta semana celebrados el aniversario de esta joya noventera de la mano del periodista David Moreu y con los reportajes de Lucía Taboada.Todos los episodios de Sofá Sonoro dedicados a discos de los 90.

Los ataques de ego de los líderes de las grandes bandas

Esta semana vamos a hacer un Sofá Sonoro diferente, un programa para hablar de egos, de finales y de separaciones. En este episodio lo que vamos a escuchar son esos discos que las estrellas grabaron cuando estaban hartas de sus bandas, cuando se habían quedado solas o cuando estaban aburridas. Hay mil casos diferentes, pero todos tienen algo en común: la firma en la portada del disco ya no es la de un grupo.En este episodio rendimos tributo a los Rolling Stones porque grabar un disco 60 años después del debut de tu banda es algo único y también mágico y hermoso. Sin embargo, los Stones, en concreto Jagger y Richards, llevan décadas enfrentados y en parte por el intento de Mick de hacer carrera en solitario, algo que Keith nunca vio bien. Ese caso se ha ido replicando a lo largo de la historia una y mil veces y ha sido el motivo de separación de decenas de grupos.Con esta excusa vamos a ver los proyectos en solitario de músicos de los Beatles, Blur, Oasis, Roxy Music, Wilco o Dire Strait. Pero también de Destiny's Child, The Cranberries, Police o The Band. Cada caso es diferente, pero también tiene cosas en común y nos sirve para escuchar esos discos y conocer esas historias. Historias de egos, a veces de traición, pero también hay casos de aburrimiento o de soledad. Un programa diferente para disfrutar de la mejor música.

Paul McCartney y la genial locura nigeriana

El final de los Beatles marcó el final de una era y de un sueño, pero fue también el comienzo de una nueva etapa para sus músicos, una nueva vida con mucha incertidumbre, dudas y también expectativas. El mismo año en el que llegó el disco final de la banda sus cuatro miembros coincidieron en las tiendas con sus primeras entregas en solitario. Quien peor lo pasó en esos años fue Paul McCartney, quizá porque era el que más interés tenía en seguir con sus amigos, en seguir siendo un Beatle. Puede que por ello Paul no tardase en volver a montar una banda.Junto a Wings, Paul volvió a volar, a sentirse en comunidad. Con ellos editó siete discos de estudio durante una década, cuando Paul ya se sintió listo para seguir solo en la música.En 1973, Paul estaba repleto de confianza tras volver al número 1 con My Love, pero siente que tiene que dar un golpe encima de la mesa, que tiene que sacar ese disco redondo al que nadie le pueda poner un pero. Para preparar ese disco el músico le pidió a EMI un listado de los estudios de grabación que tenían disponibles y subrayó uno. Paul McCartney decidió grabar Band On The Run en Lagos, Nigeria.El experimento africano de Paul tuvo grandes resultados, pero fue una odisea. Antes de salir de Inglaterra dos de sus músicos dejaron la banda. Cuando llegaron a Nigeria descubrieron que su plan de sol y playa no era muy factible en pleno monzón. Para colmo, Fela Kuti, la gran estrella del afrobeat los acusó de robar la música africana. También les robaron a punta de pistola y Paul sufrió un colapso que apuntaba a infarto. Un buen balance de unas semanas intensas que dieron como resultado un disco intenso y con una historia fascinante que vamos a recorrer de la mano de Fernando Neira y Lucía Taboada.