Seguro que recuerdas el ambiente del comedor escolar. Decenas de niños comen, algunos con desgana, otros disfrutando, la mayoría riendo y pasándoselo bien. Cada día, miles de niños en todo el país comen en sus centros de estudio y, cada día, una parte de esa comida que se prepara para ellos no llega a las mesas por diferentes motivos. Lo triste es que esos alimentos que, finalmente, no han llegado a consumirse, terminan en un cubo de basura.
Hace años, Cristina Romero, una madre de Empuriabrava, en Girona, fue consciente de ese desperdicio y pensó que había que cambiar esa costumbre. Desde entonces, Cristina no ha parado de moverse, ha conseguido reunir cientos de miles de firmas para que no se tire esa comida y ha logrado que muchos políticos de diverso signo se comprometan a cambiar la Ley de Seguridad Alimentaria para terminar con esta situación.

©De las ilustraciones: Agencia Player, 2019