La ludopatía está considerada una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud y, aunque puede manifestarse en cualquier momento de la vida, no es nada raro que salga a la luz en la adolescencia. Santiago Caamaño tiene 26 años y habla del problema con toda la autoridad del mundo porque él lo padeció desde los 14 a los 22. La enfermedad le arrastró, le hizo perder dinero, trabajo, estudios y relaciones personales. Santiago está rehabilitado desde hace aproximadamente un año. Pidió ayuda hace cuatro, pero algunos indicios de su enfermedad, casi imperceptibles, estaban presentes desde mucho tiempo antes.
Los ludópatas tienen una inclinación patológica al juego y no pueden controlarla. No todo el mundo que juega es ludópata. Tampoco hace falta acudir a establecimientos dedicados en exclusiva a esa actividad para conocer a alguno. Quizá, en esa mesa del bar donde se juega una inocente partida de cartas, puedes encontrarte con uno.
