Podium
No se parecía a ninguna otra diosa: frenética, ancestral, indomable. Cibeles llegó desde Frigia entre tambores, cuchillos y éxtasis religioso. Su culto escandalizó a los senadores, pero fue acogido en tiempos de guerra como tabla de salvación. Entre castraciones, procesiones y piedras sagradas, Roma descubrió el lado más primitivo de lo sagrado... y sintió miedo.
Quirino es uno de los grandes enigmas del panteón romano. Algunos lo vieron como Rómulo divinizado. Otros, como un dios arcaico del pueblo en armas. Su figura mezcla política, guerra y mito fundacional. Olvidado por la historia, su sombra aún planea sobre la Roma que lo necesitó para legitimarse. Viaja conmigo al nacimiento de Roma.
No era romana, pero Roma la hizo suya. Isis llegó desde Egipto con su carga de magia, sensualidad y poder redentor. Su culto atrajo a mujeres, libertos, emperadores y marginados, hasta convertirse en una religión de masas. Fue madre, reina, amante y salvadora. Una divinidad que desbordó los templos y los mapas. Honremos juntos a Isis.
Antes de ser un planeta, fue un dios que sembraba temor y esperanza. Saturno devoraba a sus hijos, gobernaba la Edad de Oro y encarnaba un tiempo cíclico que siempre regresaba. Su sombra se alarga en las Saturnales, en la cosecha, en la muerte… y en la política. En él, Roma proyectó sus miedos más antiguos y sus sueños de renovación. Inauguramos los Cuadernos de dioses de este año adentrándonos en la figura más enigmática del panteón romano arcaico.