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En el capítulo 11 de "València 2025: Renacer Tras la Dana" volvemos a la Zona 0, a l'Horta Sud. Estamos en Beniparrell, un municipio de sólo 2.000 habitantes rodeado de seis polígonos que albergan cerca de 500 empresas. En uno de los restaurantes más frecuentados por estos trabajadores y trabajadoras el agua lo inundó todo. Hablamos con su propietario Luis Marcelino Gómez; la encargada Amparo Núñez y la cocinera Noelia Nacarino.
En el capítulo 17 de València 2025 hablamos con cuatro mujeres de Chiva afectadas por la DANA. Begoña Polo y Teresa Tarín, cuyas casas quedaron arrasadas el 29 de octubre y todavía no han podido ni siquiera volver ni empezar las reformas porque están destruidos los accesos y calles; y Amparo Carrión e Inma Cervera, que sufrieron inundaciones y todavía no han vuelto por completo a la normalidad
Llegamos a la Semana Santa y en València 2025: Renacer tras la DANA seguimos nuestro viaje para conocer la realidad de los municipios afectados por la DANA del pasado 29 de octubre.En Catadau, al igual que en Llombai i Alfarp, las lluvias fueron muy fuertes desde la madrugada y los vecinos de algunas zonas del casco urbano tuvieron que achicar aguar ya durante las primeras horas de esa mañana. Y no sólo eso, también durante la tarde del 29 de octubre el agua volvió a inundar parte del pueblo, la zona más baja. Hay barrancos que prácticamente desembocan en el municipio y aunque estos tres pueblos del Marquesat no ha sido de los más afectados, sí sufrieron inundaciones en viviendas, daños y pérdidas considerables en el campo, en las infraestructuras de regadío y en algunos caminos y accesos.Cómo están casi seis meses después y cómo recuerdan aquel 29 de octubre lo hablamos con su alcalde, Jose Escuder y con un vecino de la zona inundada e ingeniero de profesión, Ricardo Micó.
En el capítulo 15 de València 2025: Renacer tras la DANA hablamos con Patricia Rosaleny, que además de presidenta de la Asociación de Familiares de personas con Alzheimer de Catarroja también perdió su casa en la riada y conversamos con Estefanía Santos, hija de una persona usuaria de este servicio y que además del centro donde acude a diario también ha visto cómo el agua y el barro destrozó su casa.