Fin de función

Es verdad que no hubo escenario ni telón. Que no hubo actores profesionales. Pero no podría decirse que la legislatura más corta, la imprevisible, no tuviera teatro.Hubo función para acabar la legislatura. La tribuna del Congreso, donde se inviste a los presidentes  y se corona a los reyes, se volvió un escenario. Los escaños, un graderío. En lugar de las taquígrafas, una orquesta. El Congreso, a punto ya de su disolución, celebró los 400 años de la muerte de Cervantes. Que los 350 escaños se convirtieran en un escenario fue la metáfora final de una legislatura televisada con mucho de representación. 

La investidura fallida

Pedro Sánchez cumple los años el 29 de febrero. Nació en bisiesto. Hizo 44 la víspera de su primer discurso de investidura y lo celebró en Ferraz, en la sede de su partido, mientras ultimaba el texto con el que subiría a la tribuna del Congreso. Por primera vez, un candidato a la investidura designado por el rey iba a fracasar. "Como se dice en términos taurinos estoy como en capilla. Ahora mismo me pillas escribiendo algún dardo a Rajoy y tendiendo algún puente a Iglesias"."No hay una suma posible sólo con partidos de la misma ideología. Sencillamente, no suma. No da. Estamos obligados a mezclarnos y descubriremos que el mestizaje enriquece mientras la uniformidad empobrece". Sánchez llama al mestizaje pero nada se mueve. España asiste a una sesión de investidura consciente de que no habrá sorpresas. Se vota con el único efecto de que empiecen a contar los dos meses que marca la Constitución para que, si nadie pacta, se vuelva a votar. La ciudadanía, más interesada que otras veces en la Política, y a la vez más hastiada por ella, contempla un debate cuyo final ya sabe: "Votos emitidos: 350. Votos a favor del candidato: 131. Votos en contra: 219. Abstenciones: ninguna."

El último acto

Una empleada del Congreso se planta en la puerta de uno de los salones del Parlamento. Los equipos de televisión quieren entrar a grabar el salón aunque dentro no haya nadie, no importa. Pero la empleada tiene instrucciones de que, por el momento, no se pueden tomar imágenes. Al poco podrán entrar y captarán, entonces, las banderas, la mesa, las sillas... Puede que sea la última imagen de una legislatura de imágenes. En ese salón dicen que van a darse la última oportunidad antes de que acabe definitivamente la función.Tres partidos se citan en el Congreso. El PSOE se pone en el centro de la mesa; en un lado, Ciudadanos; en otro, Podemos. Pablo Iglesias es el único líder de los tres partidos que participa en esa reunión. Como ha ocurrido en los meses recientes, se genera una grandísima expectación, aunque se presume ya el fracaso de esa negociación.

Lo que pudo haber sido

Antonio Costa es el Secretario General del Partido Socialista portugués. Fue la segunda opción más votada y se convirtió en Primer Ministro gracias al apoyo inédito de los comunistas y del Bloque. Un pacto de izquierdas en Portugal. 17 días después de las elecciones general, el Secretario General del PSOE viaja a ese país. Formalmente, en España, no han empezado todavía las negociaciones para la Investidura. El viaje, que incluye un encuentro con Antonio Costa, parece una declaración política: "Desde luego si algo ha quedado claro es que, cuando las fuerzas del cambio se unen, se multiplican los beneficios para la mayoría de los ciudadanos. El Gobierno de Antonio Costa es la mejor prueba de ello. Creo que el acierto portugués es el acuerdo de las fuerzas del cambio.""Decimos no a la Gran Coalición entre el partido popular y el partido socialista. Y en el caso de que Mariano Rajoy fracase y no forme gobierno, diremos sí a una Gran Coalición de gobiernos, de un Gobierno con fuerzas progresistas". 

El abrazo que no daba

Juan Genovés pintó el cuadro El abrazo en plena Transición. Fue detenido por ello. Porque la imagen del grupo que se abraza fue un cartel que se convirtió al final en una imagen de una época."Yo quería conseguir la imagen de la reconciliación, pero no encontraba el motivo, pinté muchísimos cuadros alrededor del mismo tema, pero con ninguno estaba contento. Cerca de mi estudio hay un colegio, yo soy muy aficionado al fútbol y es algo que vemos muy a menudo en los futbolistas pero no fue hasta que vi a los niños que dije, ya está: el abrazo". Ante el cuadro, que ahora está instalado en uno de los vestíbulos del Congreso, Pedro Sánchez y Albert Rivera, escenificaron, curiosamente por separado, un acuerdo que habían cerrado días atrás. Todo estaba pactado, hasta los desacuerdos, cómo dirían que el pacto aún no estaba hecho. Cerraron 200 medidas y confiaron en que de aquello saliera un gobierno pero la verdad es que aquello no fue suficiente.

Bajo presión

"Como usted sabe, recibo telegramas de las embajadas todos los días. Y había una constante: '¿Qué va a pasar?'. Y la segunda pregunta: '¿Por qué no sois capaces de entenderos aquellos países que tenéis la misma idea de España?'". Cuenta el ministro de Exteriores que no hay día sin telegrama, sin que le expliquen la situación de otros países o le pregunten por la situación de España, que nunca había alargado tanto su interinidad política.

Nuevos enemigos

A la XI legislatura, que tenía que ser la primera después del bipartidismo, estreno de la nueva política, algunos le pusieron delante un espejo: el de la Transición. Confiaban en que del nuevo tiempo saldrían nuevos acuerdos en España. Había en el Parlamento una mayoría partidaria de reformar la Constitución, pero la legislatura acabó por retratar la incapacidad política para llegar a acuerdos e incluso permitió ver nuevas enemistades. Tras darse en campaña, PSOE y Ciudadanos firmaron <em>el pacto del abrazo</em> y quienes más coincidentes eran sociológicamente fueron quienes más se enfrentaron. Ya fueran PP y Ciudadanos, ya fueran Podemos y PSOE. 

En el desconcierto

Hay un corto titulado Yo, presidenta que plantea la posibilidad de que después de unas elecciones nadie sale elegido. Y se escoge al presidente del Gobierno, en este caso a la presidenta, por sorteo. La película está elaborada sobre ese argumento. ¿Qué ocurriría si no pudiese elegirse al jefe del Gobierno después de unas elecciones? Ficción, ya saben.Aunque es verdad que hubo una vez..."Mantengo mi candidatura a la presidencia del Gobierno, pero todavía no tengo los apoyos para someterme a la investidura"

El no de Rajoy

“A la gente que cubrimos habitualmente Casa Real, nos lanzan primer un SMS en el que nos dicen: ‘en unos minutos, información importante en tu correo’. Y cuando te llega ese mensaje, es que no mueves la cabeza del ordenador”. María Manjavacas cubre la información de la Casa Real en la Cadena SER desde hace años. La tarde del 22 de enero estaba, como todo los periodistas del país, atenta al comunicado de Zarzuela, de la Casa Real. Era, en realidad, un formalismo porque se daba por hecho el trámite que iba a venir: el rey ya había designado al candidato, se suponía, con más apoyos, que sería Mariano Rajoy. Y el tendría que someterse a la investidura.

La sonrisa del destino

Los políticos están en las frases que pronuncian. Por eso hay tanta gente que se dedica a escribírselas. Saben que una buena frase leída a tiempo les puede hacer pasar a la Historia. Aprenden también que una frase, aunque salga sin pretensiones, les perseguirá hasta el final. Y uno no puede anticipar nunca cuál va a ser la frase que le va a marcar. 

Sobre el podcast

La política española, en la encrucijada