En 1989 Enrique Ballester estaba en la bañera comiéndose una chocolatina cuando su padre entró en el baño con el transistor: el Castellón había subido a primera división. Desde entonces, su equipo pasó de ser una cosa fugaz a quedarse con él para siempre.
En ‘Infrafútbol’ viajamos con el periodista y escritor hasta Castalia, conocemos a su familia, visitamos el pub de Pedro Alcañiz, recordamos el gran ascenso del Castellón y su caída.
