Poca gente conoce el origen de la canción «Even in the quietest moments» del grupo Pink Floyd. Al parecer, su líder Roger Waters, tras sobrevenirle una idea sobre la letra y otra sobre la melodía, se sentó con el resto del grupo, y todos estuvieron trabajando sobre ella hasta que consideraron que estaba lista para grabarla. Fue en ese mismo momento cuando fueron al estudio y lo hicieron. No es una historia especialmente buena, ya, el próximo día elegimos otra con una historia mas épica. De momento, dale al play, sin mítica, pero con ganas, porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Corría el año 1567, el año de la peste en Belgica, el año de la llamada Guerra de la Sangre en Beirut, el año en que se malogró la cosecha de toda la serranía de Cuenca por una plaga de liendres de la manzana, el año en que el monarca del Perú contrajo tremendas fiebres que contagió a toda su corte, arruinando las arcas del pueblo al tratar de combatirla, el año de la riada mortal del bajo Tajo… Normal que el año corriera. Chistaco hecho, dale al play, que nos lo hemos ganado, por cachondos, y porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Llega el texto que todo el mundo esperaba, el que lee medio planeta para comentarlo con la otra mitad, el texto que hará que tomes la decisión o no de escuchar este programa, de recomendarlo, de proponerlo para el Nobel o, en algunos casos, de pedir su inmediata retirada del alcance de una sociedad que no necesita contenidos así, y menos de textos así. De ahí la responsabilidad que sentimos al escribirlo: cero. Así que dale, si quieres, al play, porque... ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
¿Os acordáis de cuando era miércoles? Pues fue fue hace nada, aunque parezca que ha pasado más tiempo. Aquellos miércoles del pasado, aquellos a los que nos lleva la memoria, que cabe en un rincón, en un papel o en un cajón. Dices la palabra «miércoles» y es como si viajaras a un mundo distinto, con otros olores, otras gentes y, por qué no decirlo, otros principios, más puros, más sanos, con más educación. Aquello se perdió en la niebla de la historia y hoy es sólo un lugar soñado al que, aunque no podamos, querríamos volver. Hoy es jueves, así que, aprieta el play (con nostalgia), porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Según el cuento de Flirtoy James, los gnomos son criaturas eminentemente de entretiempo. Ni en pleno verano ni durante el invierno verás gnomos paseando por tu localidad habitual, ni aunque te salgas al extrarradio. Explica el autor que es porque el gnomo odia las certezas, incluso las climáticas, debido a su secular moderación y su gusto por la escala de grises alejada del extremismo, que le lleva a despreciar las estaciones más dogmáticas (y sí, nos lo estamos inventando, como los cuentistas a los gnomos, que para eso están). Así que dale al play y disfruta con mesura, porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Hablemos de libros, los libros son buenos, algunos te hacen mejor persona, otros no. Puede darse, a veces, la circunstancia de que un libro sea bueno y te haga mejor persona, como también puedes darse lo contrario, que sea malo y te pudra por dentro. Así que no siempre son buenos. Y luego vienen las combinaciones: buenos libros pudridores y bazofias que acercan tu alma a la santidad. Como dijo G. K. Chesterton: «Esto de la literatura es una movida muy tocha». Dicho esto, dale al play y decide si este programa te pudre o te enriquece, porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Cuenta una antigua leyenda que las tijeras las inventó Ulises cuando, por no tener con qué cortar las cuerdas con las que el Minotauro le apresaba —y con todas las ferreterías cerradas—, pergeñó tan útil instrumento con los escasos materiales de que disponía. Algunos autores dudan de la veracidad de la historia, pero ¿sabes qué?, nosotros dudamos de los autores, así que estamos empate. Dicho queda, pulsa un play tajante y apoya a Ulises, porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Dicen que cuando la gente te dice cosas por la calle es signo de que eres muy famoso, alguien importante, un personaje principal, un influencer (pero no de los de ahora, sino un influencer de los buenos, de los de antes de la revolución industrial y la crisis del 29). A nosotros, sin ir más lejos, raro es el día en que no nos pasa. A veces nos preguntan la hora, otras una dirección, otras que si tenemos algo suelto para el autobús. Ese es nuestro estatus, siempre envidiable. Si quieres subirte al carro del éxito social, dale al play y ven con nosotros (a la cima), porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Sobre la terrible polémica suscitada en estos los últimos días, los ríos de tinta, las horas de tertulias televisivas, los hilos de tuits que han acabado siendo sogas... Sobre los rumores en cada barra de bar, en cada comisaría y cola del pan... Sobre el acoso de insultos y las miríadas de adhesiones inquebrantables recibidos (y recibidas) en estos días tan duros, tenemos que decir que no nos hemos enterado de nada porque estábamos dibujando monigotes en una servilleta. Y se va a notar más aún que no nos enteramos de nada si, tal como esperamos, le das al play para sacarnos de la inopia, porque… ¡AQUÍ HAY DRAGONES!
Doscientos programas ¡Doscientos! El doble de cien programas. La mitad de cuatrocientos. Y ±14.142135623731 programas que se multiplican por sí mismos, la verdad. Las matemáticas son las que nos cuentan que hemos llevado a cabo un logro, un prodigio, una gesta. Pero lo que nos haría de verdad ilusión es que, además de a Pitágoras, te gustase a ti (además de a Pitágoras, insistimos). Así que dale al play y despeja nuestra incógnita, porque… ¡AQUÍ HAY (DOSCIENTOS) DRAGONES!