Podium
Sexo, sexo, sexo. En este programa abrimos el melón del sexo, sexo, sexo e intentamos explicar por qué todo lo que nos rodea es sexo, sexo, sexo y si al pensar todo el rato en sexo, sexo, sexo hemos acabado con el misterio y la fascinación que el sexo, sexo, sexo tenía sobre todos nosotros cuando éramos jóvenes y pensábamos en sexo, sexo, sexo pero no de esa, esa, esa manera.
Hablar mal de tu familia es como hablar mal de ti mismo. Al final, eres lo que eres gracias (o a pesar) de ellos. En este episodio, nos lanzamos a criticar a la familia tradicional y abogamos por las familias escogidas. También nos planteamos si es posible salir de tu familia (y que tu familia salga de ti) o si la familia es nuestro propio régimen totalitario. Decía Tolstói eso de que todas las familias felices se parecen, pero las desdichadas lo son a su manera. Nosotros pensamos que todas las familias de los fachas se parecen, la verdad, pero no sabemos si son felices.
Contra la salud mental: La salud mental se ha vuelto mainstream. Hablamos de ello en los bares, lo vemos en televisión y lo escuchamos en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, en Arsénico caviar nos preguntamos cuánta preocupación real hay y cuánto hay de pura impostura. Si la salud mental no se habrá convertido en uno más de los muchos tentáculos del capitalismo, que ofrecen velas y cremitas en nombre del autocuidado en lugar de verdaderas soluciones. Es el problema del mainstream. Que algo que debería ser importante se banaliza, se caricaturiza y se convierte en frasecita de Mr. Wonderful. Se vuelve pop. Y entonces ya no hay stop.
De todas las emociones humanas, la vergüenza es la más inservible y absurda de todas. Algo así como la Pablo Motos de las emociones. En Arsénico Caviar exploramos y analizamos todas sus variantes (como la vergüenza de clase, la de género o la de identidad sexual) para llegar a una conclusión: la vergüenza es una herramienta de control que mantiene a las personas en los márgenes, precisamente, en los márgenes. ¿Para qué sirve la vergüenza? Para absolutamente nada.