Podium
¡Nos encanta conversar! De otro modo no llevaríamos 64 episodios de palique. ¿Pero qué es exactamente conversar y para qué sirve? ¿Sabemos escuchar realmente o sólo esperamos nuestro turno para soltar nuestra milonga? Debatimos sobre todas estas cosas y lo acompañamos de nuestras habituales referencias a actividades y sustancias en los márgenes de la legalidad.
Todos aspiramos a ser diferentes y especiales, a sentirnos de alguna manera fuera de esa masa que va a ver musicales a la Gran Vía, disfruta de Friends no irónicamente y compra en Temu. Sentirse diferente nos hace creer que somos más listos, más interesantes y más guays que el resto pero, ¿se puede ser diferente en la actualidad o solo estamos encajando en otros nichos de mercado? Y sobre todo, ¿no queremos todos, al final, que nos quieran? ¿Quién te va a querer a ti siendo la rara?
Aunque últimamente parezca el patio de recreo de los criptobros, hubo un tiempo en el que Internet fue la gran vía de escape para las personas solitarias que no encontraban su lugar. Una puerta de entrada a un mundo que todavía no podíamos acariciar ni siquiera con la punta de los dedos que nos permitía explorar nuestros intereses o pedir fotos de p***** a señores de Cuenca. En este episodio, defendemos Internet como herramienta, o más bien como varita mágica para descubrir todos esos mundos que están dentro de este y que la humareda que producen los fachorros a veces no nos permite ver con claridad.
No tenemos una descripción muy detallada de este episodio porque nos pilló en un día en el que se fue la luz en toda España y creímos que una tormenta solar terminaba con el mundo y solo corrimos a comprar vino, pero creemos recordar que hablamos sobre la soledad, sus ventajas y su belleza invernal, victoriana y reposada.