Monterde, un pueblo en conflicto

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Un pastor con abogado, inmatriculaciones y un alcalde acusado de fraude. Bru Rovira y Valentina Rojo viajan hasta Monterde, un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza donde los vecinos denuncian que el Ayuntamiento se ha apropiado de unas 200 fincas privadas.

Más episodios

Un gimnasio sobre ruedas para la España vacía

En el pirineo navarro, Aritz Carballo lleva su gimnasio portátil por diferentes pueblos de la zona. Aunque los vecinos tradicionalmente hagan actividad física, cuenta el entrenador que con solo caminar no es suficiente, hace falta fortalecer los músculos y corregir posturas. Quienes acuden a las clases coinciden en que, además de los evidentes beneficios para la salud, esta actividad les ayuda a socializar y conocerse.  

Vivir con 100 euros al mes: pescadores de Tarragona obligados a dormir en sus barcos

Algunos pescadores de sardinas y boquerones de Tarragona se han visto obligados a dejar sus viviendas porque con sus sueldos no les llega para pagar el alquiler. Bru Rovira y Valentina Rojo viajan hasta allí para ponerle voz a los protagonistas de un oficio en declive, que años atrás llenó de vida el barrio pesquero de Tarragona. 

XXIV. Periferias

En este episodio de ‘Carreteras secundarias’, Bru Rovira y Valentina Rojo nos llevan por caminos donde se difumina la frontera entre lo rural, lo urbano y lo global. El viaje arranca en Almendricos, donde un grupo de jóvenes ingenieros y meteorólogos calculan la lluvia que caerá en Buenos Aires, el viento que soplará en París, o la humedad que habrá en Pekín. Hasta allí nos acercamos a conocer cómo se vive en este pequeño pueblo de Murcia desde donde se predice el tiempo para todo el mundo. Seguimos hacia Torre del Burgo, en Guadalajara, un pueblo que estuvo a punto de desaparecer y que hoy sigue en pie gracias a la llegada de familias búlgaras que trabajan el campo. En este municipio, más del 80% de sus habitantes son extranjeros. Y acabamos en Mallorca, donde algunos vecinos han empezado a organizarse frente al turismo masivo. Lo hacen con ironía y cansancio a partes iguales: comiendo melón en mitad de la carretera, subiendo en masa a los autobuses turísticos o sacando las cenas a la calle para defender el espacio común.