Episodio 1. La niña que soñaba con salir en las portadas

Podium

La generación de Mar Flores creció con la tele siempre puesta en casa. La tele era un lugar feliz donde todo el mundo reía, bailaba y era bellísimo. La tele era la solución a todos los problemas. Un día, Mar iba caminando con una amiga por un centro comercial y les ofrecieron apuntarse a un concurso de modelos. Mar ganó. El premio era un viaje a París. El premio era salir de Usera. Y Mar, una vez probó la espuma de la vida, no se volvería a conformar con el agua del grifo.

Más episodios

Mar Flores y la portada prohibida – La cara B, con Ángeles Caballero

Juan Sanguino conversa con la periodista Ángeles Caballero sobre el impacto de las revistas del corazón en las familias de clase media de los años 90. También analizan el fenómeno de las ‘mocatrices’ y ahondan en el calvario mediático que sufrió Mar Flores a lo largo de esa década. Para terminar, Sanguino y Caballero exploran la propia idea de por qué Mar Flores y no otra fue la mujer elegida como emblema de aquel momento.

Episodio 6. Sentencia

La chica que quería salir en las portadas acabó hospitalizada por una de ellas. Sumida en una depresión y, convertida en una obsesión para España, Mar Flores se convirtió en el punto de no retorno para una prensa rosa que cambió asumiendo acciones ilegales y descarnándose en ‘Tómbola’. El periodista Juan Sanguino y aquellos que conocieron a la modelo de primera mano en su época descubren cuándo, cómo y por qué decidió desaparecer. Pero, sobre todo, quién y cuándo la sentenciaron.

Episodio 5. Pecado de amor

Y el cuento de hadas casi se hizo realidad. La chica de Usera estuvo a punto de entrar en la Casa de Alba y convertirse en Condesa consorte de Salvatierra. 1998 fue el gran año de Mar Flores: una película, un programa de televisión de éxito y un nuevo estatus social. Nunca tuvo tantos ojos pendientes de ella. Y, secretamente (o no tanto), muchos de esos ojos querían verla caer. Porque no olvidemos la moraleja de este cuento: la mujer fatal siempre debe recibir su castigo.