Mikhail Popkov, el más prolífico de los asesinos rusos

Podium

Veinte años tardaron en atraparle, desde que comenzó a matar, hasta que le consiguieron identificar. El hombre lobo de Angarsk, Mikhail Popkov, no desaprovechó ese tiempo y se convirtió en el asesino con mayor número de víctimas de Rusia, después de asesinar a 83 mujeres, además de torturarlas y abusar sexualmente de ellas.

Más episodios

Poliedro de amor asesino: el crimen de la Guardia Urbana

Rosa Peral y Pedro Rodríguez eran policías en Barcelona y pareja fuera del trabajo. Alber López también era de la Guardia Urbana. En el trabajo, era pareja de Rosa (binomio, les llaman); fuera del trabajo, también. Un secreto a voces. Lo habían sido mientras ella había estado casada con Rubén, un mosso de Escuadra, aunque entonces lo sabían todos. Ahora, que era novia de Pedro, estaban siendo más discretos. Pero la situación se volvió insostenible y decidieron asesinarlo. Alfonso Egea, veterano cronista de sucesos, es autor de "29 balas y una nota de amor", un libro en el que desgrana este complicado caso, lleno de mentiras y traiciones.

Inteligencia Artificial

¿Sueñan las IA con ovejas eléctricas? Un ingeniero de Google fue despedido después de asegurar que LaMDA, la inteligencia artificial conversacional que estaba entrenando, era consciente de sí misma y se sentía persona. Así comienzan muchas películas de ciencia ficción que no acaban muy bien para los humanos. ¿Puede una inteligencia artificial decidir por sí misma exterminar personas? ¿La evolución de las máquinas nos pone en peligro, cómo ha vaticinado tantas veces la ciencia ficción?

ADN, un retrato robot en cada célula de nuestro cuerpo

El descubrimiento de la huella genética en 1984 se lo puso realmente mal a los malos. Desde entonces, con una muestra minúscula de material genético es posible identificar, sin ningún género de dudas, a víctimas y victimarios. Han pasado menos de 40 años, pero lo que se puede hacer hoy en día mediante el adn suena a ciencia ficción. El doctor José Antonio Lorente Acosta, catedrático de Medicina Legal y Forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, nos lo cuenta.