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Joaquín Giménez, magistrado emérito del Tribunal Supremo, pasa por los micrófonos de Hoy por Hoy para hablar del fallo del alto tribunal que condena al fiscal general del Estado a dos años de inhabilitación por revelación de secretos en la causa iniciada por la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Giménez pide esperar a la argumentación de la sentencia, ya que "un fallo no puede evidenciarse en un acto de fe", pero cree que se debería haber tenido más en cuenta el testimonio de los periodistas que exoneraban al fiscal. Además, asegura que la Fiscalía es "el garante del interés público", por lo que debe desmentir bulos acreditados con "datos objetivos".
El abogado del novio de Ayuso les pidió a los magistrados que desoyeran a los periodistas y eso hizo el Tribunal Supremo. Ignora los testimonios de los periodistas por su obligación de proteger a sus fuentes, que aseguraron que vieron el contenido del correo electrónico antes de que llegase al fiscal general del Estado. García Ortiz se enfrenta a dos años de inhabilitación y a una multa de 7.200 euros y deberá indemnizar a González Amador con 10.000 euros. Es una condena inédita en democracia en España y un juicio del que, de momento, solo se conoce el fallo. Para la sentencia, que dividió a la sala con cinco votos a favor y dos en contra, habrá que esperar algunos días. El gobierno acata la decisión pero no la comparte y el PP pide la dimisión del presidente del Gobierno por usar al fiscal como presión política contra Ayuso.
Hubo quien mintió en relación con el caso de los delitos fiscales reconocidos por la pareja de Isabel Díaz Ayuso y hubo quien intentó desmontar la mentira contando la verdad. Y ha ganado la mentira, reconocida en sede judicial, ante los magistrados. Miguel Ángel Rodríguez coló una mentira donde él ya sabía que iba a colar.
La ONU no lo reconoce, pero quizá sea porque no hace ni falta: todo el mundo tiene derecho a desesperar de su país de cuando en cuando. Pero igual que cabe la maldición, a veces es necesaria la alabanza. Y a mí, por ejemplo, me basta la tortilla de patata para tener en lo más alto las aportaciones de España al género humano. Ahora la tortilla de bar de cada día corre peligro, entre gripes aviares y el precio de los huevos. Esos huevos que alimentaban, que eran sanos, que costaban poco y que nos permitían mil versiones. Ahora lo más difícil, sin embargo, va a ser pagar los huevos al precio que antes pagábamos los huevos con trufa.