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Bladimiro Regalado lleva más de 40 años coleccionando radios antiguas. Su amor por la radio comenzó de pequeño. En su casa no se veía la televisión, pero sí se escuchaba la radio. Tras trabajar en algunas emisoras del sur de la isla, decidió emigrar a Suecia. Había terminado el servicio militar y buscaba una mejor vida. Aquello de reparar aparatos no daba dinero. Fue en la ciudad de Kalmar cuando vio que en las hogueras populares quemaban las radios de madera. Él intentó salvarlas, pero no le dejaron. Fue entonces cuando decidió que iba a salvar todas las radios que pudiera. Ahora tiene 400 de ellas. Dejó de fumar para poder comprarlas y cada año se recorría Europa a coche para traerlas a Tenerife. Pide al Gobierno de Canarias, al Cabildo de Tenerife y a los ayuntamientos que monten un museo de la radio, ya que teme que se pierda ese legado y se ha quedado sin sitio para guardarlas. Un reportaje de Pablo Gandía.
En este contexto veraniego, Ignacio Crespo y Marta del Vado se preguntan: ¿Cómo podemos cuidarnos de forma sana y sostenible?
La delincuencia, por su propia naturaleza, se mantiene siempre en la sombra, aspira a no ser descubierta. Esta de la que hablamos hoy, más aún. No todo el mundo estará familiarizado con el término “vuelco”. Es normal que no lo hayan escuchado nunca. De todos los delitos es, probablemente, el que registra tasas de denuncia más bajas de todos. Los policías calculan que hasta el 90% se queda sin ser denunciado. Los vuelcos son robos de ladrones o narcotraficantes a otros narcotraficantes. Todo queda en casa.