La leche polifónica

Podium

¿Piensas por ventura que la naturaleza dio de balde tetas a las mujeres y que puso allí aquellos dos pezoncitos como dos berruguitas no por más de por una cierta gentileza o hermosura de los pechos? Buenos estábamos por cierto. No lo hizo sino a fin de que la madre habiendo parido tuviese con que poder criar a su hijo, según hacen todas las otras alimañas.” Que esta espantosa sentencia de Juan Luis Vives, carísimas oyentes, no os abisme en el desasosiego, porque con este episodio verdaderamente espectacular venimos a demostrar que también en todo lo que concierne a la leche y a la lactancia, lo que los humanistas te quitan, las monjas barrocas te lo devuelven, y los sinsabores que los tratados médicos te dan, ellas te los quitan. Sobrecogidas y colmadas de regocijo lácteo os presentamos uno de nuestros episodios más favoritos hasta la fecha, un delicioso recorrido por vírgenes lactantes, reliquias de leche en polvo, nodrizas a precios desorbitados, hombres amamantadores, la cripta láctea de Belén, humanistas desquiciados con disciplinar la leche materna, pezones milagrosos, lactancias mercenarias, Cristos lactantes y, como siempre, un manojito espléndido de místicas, dominicas y clarisas para demostrar que, como siempre, fueron las monjas las que supieron como nadie dar empaque semiótico a los fluidos corporales y resignificar hábilmente la obsesión láctea del siglo para hacerse un huequito en el mundo más allá de las celosías.

Más episodios

¿Quién contará los suspiros de las dos hermanas en la despedida?

Presas del terrible desamparo que nos consume ante un trance que jamás quisimos afrontar, Las hijas de Felipe recurrimos a un rosario de despedidas barrocas, desgarros amistosos y separaciones cortesanas y conventuales para enjugar las lágrimas que empapan nuestros tristísimos ojos. Este episodio, amigas, es un pequeño repaso por el repertorio sentimental de las despedidas barrocas: un intento de buscar en nuestros siglos más favoritos un poquito de aliento para daros una noticia seguramente dolorosa pero también muy necesaria. Pero, por favor, que nadie se hunda en la pesadumbre, que como siempre, al final del recorrido, y del viaje, hay jolgorio y regocijo, sonrisa perpetua y entusiasmo carmelita. Partimos, pero no sin el amparo de nuestro escuadrón angelical de ilustrísimas oyentes. 

Fieramente humanas

Las hijas de Felipe es el refugio sonoro del ahistoricismo deliberado, un espacio donde los rincones más remotos de los siglos XVI y XVII y los resquicios más impenetrables del presente se solapan en un anacronismo estratégico para, con suerte, sugerir cavilaciones y conexiones insospechadas. En este episodio en directo desde el Museo Thyssen de Málaga, dialogarán con la exposición Fieramente humanos para pensar los procesos de canonización desde la construcción contemporánea de la fama y la celebridad. Desde los rasgos exactos de Santo Domingo revelados por el demonio a las dominicas de San Plácido hasta las implicaciones del lip combo de Rosalía: un suculento y trepidante recorrido por los vericuetos de la santidad y el estrellato.

Casuística amorosa

Felicísimas de poder aliviar al fin la quemazón que nos carcomía ante la falta de invitaciones para participar en actividades ontológicamente lésbicas, en este episodio grabado en el Festival Visibles de Barcelona, nos entregamos con desenfreno a una apología de lo que más nos encandila y atormenta a las lesbianas: la casuística amorosa. Ayudadas por las enrevesadas herramientas casuísticas de los jesuitas, os enseñaremos todo lo que necesitáis saber para navegar con éxito las pantanosas aguas de la incondicionalidad amorosa; arropadas por Madame de Scudéry y su ramillete de amigas précieuses, militantes de la agamia barroca, os guiaremos por una liosísima cartografía de los afectos para desembocar en el desenfreno lujurioso de Inés de Santa Cruz y Catalina de Ledesma, Las Cañitas, nuestras Tukus barrocas, y desmentir de una vez por todas el mito de la lesbian death bed. Si te urge saber quiénes eran la Holland Taylor y la Sarah Paulson del barroco, si no puedes vivir ni un minuto más sin averiguar cómo acaba el estropicio poliamoroso de Las Cañitas, dale corriendo a play.