Podium
Pocas cosas desencadenan más ansiedad que elucubrar sobre el futuro. Por eso, cuando nos invitaron a participar en la edición de este año de la Biennal de Pensament de Barcelona, concebida bajo el marbete de “el mañana de todo”, corrimos temerosas a buscar refugio terapéutico en los delirios proféticos, en el desasosiego cronofóbico y en la temporalidad escatológica de nuestros siglos más favoritos. Acompañadas (contra todo pronóstico) por Francis Bacon y sus desiderata, de la mano de un (hasta este instante) desconocídisimo fray Juan del Pozo y su minuciosa manía por textualizar deseos tan necesarios como la multiplicación de anguilas en cualquier estanque y arropadas por Lucrecia de León, la veinteañera más embaucadora del Madrid del siglo XVI, en este episodio rebobinamos hasta los futuros barrocos para aplacar las ansiedades de nuestro propio porvenir. Si las personitas del barroco sabían que lo único que merecía la pena era la búsqueda incansable de lugares utópicos alejados de la tiranía de la productividad, si encontraron en una preciosísima ética del capricho el asidero necesario para combatir el pánico ante esa inminencia llamada futuro, nosotras (y vosotras) no vamos a dejarnos consumir por la nebulosa de lo que está por llegar. Si no puedes seguir viviendo sin saber por qué Lucrecia de León mandó construir unos bunkers en Villarubia de Ocaña, si te va la vida en descubrir por qué Robert Boyle hubiera sido más feliz en el Berghain que en la Royal Society, dale corriendo a play.
Construir cartografías alternativas de nuestros siglos más favoritos supone, casi siempre, recorrer el pasado con la frustración pero también con el regocijo de quien se sabe urdiendo una poética de la ruina. Retazos, tachones, pérdidas, usurpaciones y censuras, pero también reconstrucciones, recreaciones, posibilidades y transformaciones infinitas. De la mano del Bode Museum y la Embajada de España en Berlín, en este episodio nos arrojamos a un nostálgico recorrido que, en palabras de uno de nuestros más predilectos jesuitas, avanza “de la sombra a lo corpóreo”, poniendo a prueba nuestro lexicón barroco para rehacer un patrimonio alternativo: espeluznantes POVs históricos, una Santa Inés perdida para siempre en el incendio de un búnker, ventriloquismos de numismáticos decimonónicos por cortesía de la Inteligencia Artificial, mucho ASMR pictórico, diademas de Hello Kitty, pulgas luteranas, reliquias falsificadas y muchos, muchísimos Templos de Salomón. Si no puedes vivir ni un segundo más sin escuchar nuestra respuesta a nuestro hater más afilado, si necesitas saber ahora mismo cómo y por qué defendemos nuestro laboratorio de “factos edulcorados, neoconceptos y anglicismos varios al gusto de las oyentes de la década”, dale corriendo a play.
Las hijas de Felipe es el refugio sonoro del ahistoricismo deliberado, un espacio donde los rincones más remotos de los siglos XVI y XVII y los resquicios más impenetrables del presente se solapan en un anacronismo estratégico para, con suerte, sugerir cavilaciones y conexiones insospechadas. En este episodio de ensueño en directo desde la capilla del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, nos adentraremos en la materialidad hipnótica de las esculturas de Luisa Roldán, en la minuciosidad de sus mundos abreviados, en su búsqueda incansable de una autoría que, con los siglos, acabaría opacada tras la figura de su padre. De Sevilla a Cádiz y de Cádiz a Madrid, seguiremos los pasos de esta “insigne artífice”, como ella misma se reconocía, para terminar desvelando su papel central en la ejecución de regalos devocionales para posicionarse en la mismísima Basílica de San Pedro; y también para encontrar algo de sosiego terapeútico al descubrir que hasta la escultora de cámara más codiciada del barroco español tuvo que pelearse machaconamente con sus patrones para cobrar lo que le correspondía por sus obras (porque, amigas, nunca olvidéis todo lo que te esté pasando a ti ya le pasó a alguien en los siglos XVI y XVII).
Siendo este podcast nuestra guarida terapéutica, pero también el cobijo sonoro donde confesar y expiar nuestros más íntimos pecados, en este episodio entresacado de los archivos más recónditos de Las hijas de Felipe aprovechamos para enmendar algunos de nuestros deslices más sonrojantes charlando sobre cambio climático, catástrofes naturales y todo tipo de calamidades meteorológicas. Para no sucumbir a tanta desolación y no acabar rendidas como Luis de Haro, sin saber “cómo batallar con esto si no es ahogándome yo mismo”, iniciamos un recorrido que parte de la fecha exacta de 1610 y la palabra clave “antropoceno” y continúa por las inclemencias de la Pequeña Edad de Hielo, se asoma por el Chthuluceno y concluye en las pastorales del miedo de los predicadores del siglo XVII. Porque (para sorpresa de nadie) en el origen del infame mercadeo mediático con las catástrofes, está un franciscano llamado Juan de Palma. Todo esto arropadas por la maravillosa banda sonora de nuestra admirada Caliza y su exorcismo climático contemporáneo, El descenso. Si no puedes vivir ni un segundo más sin saber cómo exorcizar desastres, remediar catástrofes con reliquias y abrir juicios utilísimos y necesarios a plagas de langostas, dale corriendo a play.