11x25 | El mítico programa 408

SER Podcast

No sé si podremos resumir lo acontecido en este episodio 408 en el que, como bien da a entender el título, dará que hablar y será recordado en los anales de la historia de la radio, del podcast y del propio ‘Nadie Sabe Nada’. 

Pasarán los años, incluso las décadas, y Andreu Buenafuente y Berto Romero aún recordarán lo que ocurrió en este programa. Se les erizará el vello del cuerpo y lo que no es vello, estamos seguros. Y a nosotros, los que quedemos vivos, también.

Más episodios

Nadie Sabe Nada | T12x14 | El Danubio es armónicamente azul

Ep. 442: ¿Cómo puede decir Andreu Buenafuente que no le escucha nadie? ¡Pero si el ‘Nadie Sabe Nada’ es uno de los podcast más escuchados de 2024! Ah, que Andreu se refiere a que no le escuchan en su familia y Berto Romero tampoco. Esto no huele bien... no sé si esto tendría cabida en el nuevo juego ‘Olores’. Reabrimos el olvidado ‘Especial puertas’ con nuevas puertas que nos enviáis por la internet y el momento más tenso del programa llega cuando Andreu defiende el uso de la armónica en la música y Berto trata el instrumento como ‘melodiosa’. Sea como sea, en el ‘Nadie’ todo es magia. 

T12x13 | Pirólisis permanente

Ep. 441: En este ‘Nadie Sabe Nada’ se cierra un tema que había quedado abierto en el anterior. Andreu Buenafuente y Berto Romero hablan más de 20 minutos de unos de sus temas estrella: la siesta. A partir de aquí, el programa se desarrolla con un montón de preguntas, dudas y reflexiones escupidas por la urna. Temas de tumbas y profanaciones, seguir siendo niño llegado a la edad adulta, acumulaciones de bolsas de plástico, ser espía, el mundo del futbolín y del podcast en general. ¿Y lo de la pirólisis a qué viene? Mejor escúchalo tú mismo/a. 

T12x12 | Sementales sentimentales

Ep. 440: Acumulación de cosas preparadas en este ‘Nadie Sabe Nada’. Andreu Buenafuente ha tropezado con una especie de gusano que da un poco de miedo pero a la vez lo querrías abrazar o recostar la cabeza sobre él para dormir. Berto Romero ha cumplido 50 años y quería dar una fiesta mientras Andreu quería hacerle un desayuno sorpresa con un ‘lemon pie’. La vivécdota no tiene desperdicio. El pastel, sí.