AS
Por fin llega el momento más decisivo de la temporada: Finales de la NBA entre dos rivales muy atrevidos, de dos ciudades de mucha cultura por el baloncesto y con dos proyectos realmente interesantes. Oklahoma City Thunder parte con cierta ventaja, pero precisamente Indiana Pacers parece una gran opción para aprovechar las escasas fallas que abre la defensa más arrolladora que se recuerde en los últimos años. Además, en Nueva York empiezan a tomar medidas y despiden a Tom Thibodeau como entrenador jefe de los Knicks.
Primer partido y ya tenemos una de las sorpresas de la temporada: canastón en el último momento de Tyrese Haliburton para darle la ventaja y la primera victoria de Las Finales de la NBA a unos Indiana Pacers que siguen demostrando por qué merece estar aquí. Planteamiento confuso de Oklahoma City Thunder, que no aprovecha la superioridad ni las diferencias en el marcador ni su propio pabellón para dar un primer golpe de autoridad sobre la mesa.
Con Indiana y Oklahoma rumbo a Las Finales, repensamos cómo deben afrontar este cierre de temporada los Knicks y los Timberwolves. Han llegado a finales de conferencia y deberían estar más que satisfechos, pero también han fallado en aspectos clave que deben limar de cara a convertirse en auténticos candidatos al anillo. ¿Tienen que mantener sus estructuras alrededor de Jalen Brunson y Anthony Edwards? ¿Por qué seguir con Karl-Anthony Towns y Julius Randle? ¿De verdad Tom Thibodeau es el hombre ideal para el banquillo del Madison?
Con el 3-1 en ambas finales de conferencia, y unas sensaciones de dominio claro para ambos ganadores, la NBA empieza a vestirse de gala para Las Finales. Pacers y Thunder consiguen superar a Knicks y Timberwolves con dos majestuosos partidos, tanto de sus principales estrellas como de todo el plantel. Haliburton parece emular a Magic y Shai a Harden con un liderazgo fantásticamente secundado por escuderos como Siakam, Nesmith, Jalen Williams y Chet Holmgren. Por parte de Nueva York y Minnesota, toca empezar a pensar en cómo sobreponerse a este abollón para volver el año que viene con la lección bien aprendida.