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La única forma de llegar a la isla de Ons (Bueu) es en barco. Eso en verano, porque durante el resto de estaciones no existe una comunicación regular con el continente. Una de las grandes diferencia que tiene con respecto a las islas Cíes es que Ons fue una isla habitada. En la actualidad, esta isla situada a la entrada de la ría de Pontevedra que cada año visitan 60.000 personas, solo quedan 4 personas que residen de forma permanente allí pero hace no tantas décadas llegó a existir una colonia de 600 isleños. Las casas siguen ahí, pero los que eran sus vecinos emigraron "al continente", a Bueu mayoritariamente. El estado nunca construyó el puerto de abrigo que los pescadores de la isla empezaron a necesitar cuando modernizaron sus embarcaciones y eso provocaba que las familias pasasen temporadas separadas: los hombres en tierra firme para poder trabajar y las mujeres y los niños en la isla, sin transporte, solo con unas horas de luz al día y sin atención médica. La vida se hizo imposible. Quien mejor recogió cómo era la vida en la isla en los 60 fue Staffan Morling, un antropólogo sueco que llegó a Ons en el año 1964 y que se acabó casando con una isleña, Josefa Otero Patiño. Falleció en 2020 después de dedicar gran parte de su vida académica a estudiar las embarcaciones tradicionales de pesca y la cultura gallega. En 2023 Susi Otero Acuña pasa todo el verano allí donde regenta un restaurante junto con su madre Palmira, que también es isleña y es oficialmente la mejor pulpeira de Galicia. Ellas pertenecen a la última generación que vio cómo era la vida en ese pedazo de tierra en el mar antes de la llegada del turismo.
Detrás de la postal | Solo son conocidos por estar abarrotados de turistas que buscan sol y playa, pero estos pueblos y ciudades masificados durante el verano son habitados por gente también durante el resto del año. Sus habitantes tienen una vida de cara al turismo y luego la suya propia. Junto al periodista de EL PAÍS Audio Dani Sousa y a través de pequeñas historias y proyectos locales, relacionados con las tradiciones, lo social y lo cultural, ahondaremos en la identidad de estos lugares como sitios habitables, más allá de su explotación turística y reivindicando su lado más humano.
En este episodio de Carreteras Secundarias viajamos a El Hierro, donde conocemos al “equipo patera”, un grupo de médicos, enfermeros y celadores en el segundo hospital más pequeño de España. Ellos son los primeros en atender a las personas que llegan en cayucos a la isla, muchas veces en condiciones de salud extremas. A pocos kilómetros de allí, en Tenerife, otros hospitales se han convertido en hogares forzosos para más de 600 personas mayores que tienen el alta médica, pero no pueden volver a casa porque nadie puede cuidar de ellas, ni hay centros que las acojan. Y el viaje termina en Girona, donde un equipo de atención primaria ha empezado a recetar algo muy curioso a los pacientes con problemas de salud mental: paseos por el bosque. Es la llamada “receta verde”, una forma de aliviar la ansiedad y la depresión devolviendo a las personas el contacto con la naturaleza.
Este episodio de Carreteras Secundarias arranca en Galicia, donde Bru Rovira y Valentina Rojo acompañan a un grupo de jubilados que visitan institutos para compartir sus historias como emigrantes retornados. En Madrid, seguimos descubriendo cómo el comercio de barrio se mantiene vivo gracias a quienes llegan de fuera: personas como Liu, que abrió su taller de costura en el barrio de Arganzuela, o Rachid, que lleva años al frente de una frutería en la calle Alcalá. Negocios que no solo llenan las despensas, sino también sostienen la vida cotidiana del barrio. Y la ruta termina en Menorca, en un edificio de viviendas públicas donde jóvenes sin casa y personas mayores que no quieren vivir solas comparten algo más que un techo: construyen comunidad.
Una vecina que toca la puerta para sentarse a conversar sobre los problemas del barrio, un pequeño comercio local que resiste como punto de encuentro, o un grupo de mujeres que, desde una pequeña aldea de Galicia se reúne para hablar del mundo que comparten. En este episodio Bru Rovira y Valentina Rojo nos llevan desde Gavà, en Barcelona, hasta Pamplona y Biduido, en A Coruña, para descubrir proyectos que nacen del deseo de estar cerca, y cuidarse.