SER Podcast
Una de las fotografías más impactante del rock de los setenta la protagonizó una chica rubia de 16 años cubierta de sangre mientras cantaba “soy una bomba rubia y lo llevo bien. Tu madre te dice que irás directa al infierno, tengo 16 y soy la reina rebelde”. Aquella chica era Cherie Currie de las Runaways. Aquella poderosa foto tomada por Brad Dawber durante la interpretación de Dead End Justice era parte del show, la sangre era falsa y salía de unas bolsas escondidas después de que la guitarrista disparase a la cantante y el resto del grupo fingiese patearla en el suelo y esa imagen es una buena muestra de aquel grupo en el que lo auténtico y lo cocinado se mezclaban en una panda de adolescentes salvajes que pusieron el punk del revés y desparecieron poco después de cumplir los veinte.
El viaje de la banda resulta trepidante, de la mano de Kim Fowley, manager y productor del grupo, The Runaways fueron tomando forma guiadas por este topo siniestro que se paseaba por los locales de adolescentes de Los Ángeles buscando chicas. Con las Joan Jett, Cherry Currie y compañía dio con la tecla. Explotó su imagen adolescente, sexualizó su estética y dio el empujón necesario a unas chicas con ganas de comerse el mundo.
La trayectoria de The Runaways fue breve y tuvo daños colaterales en las chicas, pero su trabajo marcó un hito y supuso una enorme inspiración para todas aquellas niñas que soñaban con tener un grupo pero que crecían sin referentes femeninos.
Tras el final de la banda cada una de las chicas tuvo una historia diferente, la más decidida y la que más carrera tuvo en la música fue Joan Jett, que tras recibir mil negativas para editar sus canciones terminó montando su sello y vendiendo millones de discos, pero a pesar del agridulce final del grupo merece volver a aquellos comienzos cuando parecía que todo era posible. Para ello nos acompañan Sara Morales, periodista de Efe Eme, y Lucía Taboada.
Con 22 años los chicos de Green Day tenían tantas cosas a sus espaldas que ya estaban cansados de su escena, de su sonido e incluso de la propia vida. En 1993 el grupo se propuso de un giro y un salto al vacío... y ese salto acabó en una conquista mundial unos meses después, ya en 1994, cuando Dookie salió a las calles.Tras el éxito de Dookie, Green Day se convirtió en la gran esperanza de la industria musical tras la muerte prematura de Kurt Cobain que en abril de aquel 19994 se pegó un tiro dejando un panorama extraño en el grounge, esa música que había trasformado la escena musical de comienzos de la década. Green Day no tuvo problemas en asumir su rol y dar un paso al frente con actitud y tomando riesgos.Esta semana celebrados el aniversario de esta joya noventera de la mano del periodista David Moreu y con los reportajes de Lucía Taboada.Todos los episodios de Sofá Sonoro dedicados a discos de los 90.
Esta semana vamos a hacer un Sofá Sonoro diferente, un programa para hablar de egos, de finales y de separaciones. En este episodio lo que vamos a escuchar son esos discos que las estrellas grabaron cuando estaban hartas de sus bandas, cuando se habían quedado solas o cuando estaban aburridas. Hay mil casos diferentes, pero todos tienen algo en común: la firma en la portada del disco ya no es la de un grupo.En este episodio rendimos tributo a los Rolling Stones porque grabar un disco 60 años después del debut de tu banda es algo único y también mágico y hermoso. Sin embargo, los Stones, en concreto Jagger y Richards, llevan décadas enfrentados y en parte por el intento de Mick de hacer carrera en solitario, algo que Keith nunca vio bien. Ese caso se ha ido replicando a lo largo de la historia una y mil veces y ha sido el motivo de separación de decenas de grupos.Con esta excusa vamos a ver los proyectos en solitario de músicos de los Beatles, Blur, Oasis, Roxy Music, Wilco o Dire Strait. Pero también de Destiny's Child, The Cranberries, Police o The Band. Cada caso es diferente, pero también tiene cosas en común y nos sirve para escuchar esos discos y conocer esas historias. Historias de egos, a veces de traición, pero también hay casos de aburrimiento o de soledad. Un programa diferente para disfrutar de la mejor música.
El final de los Beatles marcó el final de una era y de un sueño, pero fue también el comienzo de una nueva etapa para sus músicos, una nueva vida con mucha incertidumbre, dudas y también expectativas. El mismo año en el que llegó el disco final de la banda sus cuatro miembros coincidieron en las tiendas con sus primeras entregas en solitario. Quien peor lo pasó en esos años fue Paul McCartney, quizá porque era el que más interés tenía en seguir con sus amigos, en seguir siendo un Beatle. Puede que por ello Paul no tardase en volver a montar una banda.Junto a Wings, Paul volvió a volar, a sentirse en comunidad. Con ellos editó siete discos de estudio durante una década, cuando Paul ya se sintió listo para seguir solo en la música.En 1973, Paul estaba repleto de confianza tras volver al número 1 con My Love, pero siente que tiene que dar un golpe encima de la mesa, que tiene que sacar ese disco redondo al que nadie le pueda poner un pero. Para preparar ese disco el músico le pidió a EMI un listado de los estudios de grabación que tenían disponibles y subrayó uno. Paul McCartney decidió grabar Band On The Run en Lagos, Nigeria.El experimento africano de Paul tuvo grandes resultados, pero fue una odisea. Antes de salir de Inglaterra dos de sus músicos dejaron la banda. Cuando llegaron a Nigeria descubrieron que su plan de sol y playa no era muy factible en pleno monzón. Para colmo, Fela Kuti, la gran estrella del afrobeat los acusó de robar la música africana. También les robaron a punta de pistola y Paul sufrió un colapso que apuntaba a infarto. Un buen balance de unas semanas intensas que dieron como resultado un disco intenso y con una historia fascinante que vamos a recorrer de la mano de Fernando Neira y Lucía Taboada.