Muddy Waters y el disco con sus mayores enemigos

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The Super Super Blues Band fue el proyecto de Chess Records que juntó a Muddy Waters con Howlin' Wolf y Bo Diddley

En Chess Record había grandes músicos y grandes egos. El sello de Chicago había marcado tendencia en los años 40 electrificando el blues rural del sur de los Estados Unidos de la mano de los grandes intérpretes del género.

Veinte años después de los días de oro de Chess el panorama era otro. El esplendor del blues, si algún día fue tal, había pasado y los grandes maestros sobrevivían como podían. Sin embargo, al final de los años sesenta estalló el revival del blues rock de la mano de músicos y bandas como Jimi Hendrix, The Doors o Janis Joplin. A esa ola se intentaron subir las viejas estrellas de Chess que en los siguientes años grabarían discos acompañados por sus alumnos más aventajados. Antes de eso, Chess probó otro invento. Copiando el modelo de Fania Records, el sello de Chicago intentó juntar a todas sus estrellas en un mismo disco. Pero hubo un problema: todos eso músicos se llevaban mal y competían entre ellos.

En 1967 llegó el primer intento y en 1968 subieron la apuesta juntando a Howlin' Wolf con Muddy Waters y Bo Diddley. Mucho gallo en un gallinero que rellenaron con jóvenes y futuras estrellas como Otis Spann o Buddy Guy. El experimento no tuvo el éxito esperado. Quizá por el título del disco -The Super Super Blues Band-, puede que por su fea portada o incluso porque la suma de talentos no siempre ofrezca un mejor resultado.

A pesar de ello el álbum de estos gigantes es una obra poderosa. Producido por el eterno Willie Dixon, autor también de varios de los éxitos de los protagonistas, el disco es el testimonio de una reunión histórica de enemigos íntimos y leyendas del género que bien merece una escucha. Para recorrer esta joya del blues hemos invitado al periodista Ricardo de Querol y a Lucía Taboada.

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