Bill Evans y los retratos del poeta del jazz

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Hay pocos artistas que hayan tenido la habilidad, la capacidad y el talento para cambiar el rumbo de la música. Entre 1959 y 1960 Miles Davis, Bill Evans y John Coltrane y lo hicieron dos veces. Juntos con Kind of Blue y por separado. Coltrane con Giant Steps y Evans con sus Portrait in Jazz.  

Ocho meses del monumental Kind Of Blue, Bill Evans volvió a un estudio de grabación junto a al bajista Scott LaFaro y él batería Paul Motian e hicieron un disco mágico en el que cabe todo y que retrata todo.  

¡El pianista reinventó el sonido del trío en el jazz poniendo todos los instrumentos en primer plano y con un peso equitativo, un experimento sonoro que nació sin ensayos y que se basa en el enorme talento de los músicos y en su capacidad de conectar, responder y conectarse al sonido que iban creando. Por desgracia el trío de Evans no duró mucho, poco después de empezar a rodar, en julio de 1961, Scott LaFaro murió prematuramente. A pesar de ello el legado sonoro de estos tres músicos es enorme y figura entre lo más destacado de la apabullante discografía de Bill Evans, protagonista del episodio de esta semana al que invitamos al periodista Fernando Navarro. 

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Más episodios

The Cramps y los vampiros psicópatas del rock

Hace setenta años que se hicieron las primeras canciones de rock and roll y en estas décadas hemos visto y oído de todo, bandas originales, grupos diferentes y otros que fueron pioneros. En todo este tiempo no ha habido, y probablemente no habrá, nadie como The Cramps. La banda liderada por Lux Interior y Poison Ivy mostró el lado más perverso de la música creando un mundo propio que mezclaba el rock instrumental de los 50 con la actitud del punk, la estética sado, los cómics, el cine cutre de terror, la literatura pulp y la provocación.Poco se puede decir de una banda que antes de grabar un disco había actuado en un centro psiquiátrico con sus miembros hasta arriba de LSD.Maquillaje al margen, el debut de los Cramps es un disco excelso, fresco y divertido producido por Alex Chilton de los Big Star y con un sonido arrollador y mucho amor por el rock clásico.La banda no llegaría muy lejos, pero marcó un camino propio y mostró una cara auténtica creada a base de mezclar esas cosas que fascinaban a una pareja que se conoció en un curso sobre chamanismo.Esta semana sentamos en el Sofá Sonoro uno de los discos más extraños del rock, el perverso debut de The Cramps, trabajo que recorremos junto a Sara Morales y Lucía Taboada.*Toda la información del programa, discos, recomendaciones y anécdotas de música en nuestro canal de WhatsApp, apúntate y no te pierdas nada*

Dover y su pacto con el diablo

A mediados de los años 90 surgió una banda en España que no ha tenido réplica ni tampoco precedente, una banda especial y diferente. Salvaje, exitosa y femenina. Una banda comandada por dos hermanas de Madrid: Dover.   Parece que han pasado dos vidas desde aquella irrupción de Dover con su segundo disco. España y la música en España han cambiado mucho. En algunas cosas para mejor, en otras para peor. La España de Dover era una España en la que los bares no tenían hora de cierre y en el que las salas no cobraban a los grupos por tocar. Pero también era un país más machista y con más techos de cristal. Las hermanas Llanos rompieron algunos. “Éramos dos mujeres y eso imprimía al grupo una serie de cosas, si fuésemos cuatro hombres hubiera habido más grupies. Nos teníamos que recordar que éramos estrellas”, contaban en una entrevista.  Devil Came To Me fue un disco inesperado que tuvo un éxito tremendo. Con una fuerte influencia del grounge de Seattle, las banda madrileña protagonizó una revuelta inesperada y se comieron el país de dos mordiscos con canciones frescas, salvajes y divertidas. La historia del disco y de la banda resulta trepidante y llena de curiosidades. Esta semana sentamos el segundo trabajo de Dover en el Sofá Sonoro y los recorremos de la mano del periodista Carlos Cano y con los reportajes de Lucía Taboada. 

El éxito más inesperado de los años ochenta

En la fotografía a blanco y negro del disco se ve a un hombre en mangas de camisa y con corbata fina. Está sentado frente a un micrófono en una habitación que parece un sótano. En la pared hay un reloj inmenso y una carpeta con pinza. En la mesa, junto al micrófono, se ve un cenicero medio vacío, a su lado unas cerillas y un paquete. Mas allá hay un tocadiscos. La imagen es misteriosa, inquietante, hermosa. Arriba, con letra firme en color azul se le un nombre y un título. Donald Fagen. The Nightfly.Tras media vida junto a Steely Dan, Donald Fagen grabó un disco en solitario. Un disco extraño, seductor. Nocturno y algo oscuro. En aquellas canciones, Fagen miraba con nostalgia a su infancia, a esos años 50 atenazados por el desastre nuclear y la Guerra Fría. Pero ese poso y esa mirada se van desarrollando a lo largo del disco en unas letras complejas que Fagen tardó ocho meses en terminar.Aquel álbum poderoso fue disco de oro a comienzos de los años ochenta, en plena era de las estrellas del pop. Aquel logro resultó totalmente inesperado. Fagen no lo buscaba ni lo anhelaba. Él, que se había calificado de esnob del jazz, había triunfado conjugando pop y jazz con enorme maestría en una grabación compleja. Fagen tardó casi un año en dar por concluido el disco y después entró en una profunda crisis personal.Donald Fagen no volvió a grabar un disco en 12 años. Su historia, como su música, resulta hipnótica. Hoy queremos recordar este The Nightfly, un trabajo que recorremos de la mano del periodista Fernando Neira y con los reportajes de Lucía Taboada.