Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre el acto de conmemoración del 50 aniversario de restauración de la monarquía
Hubo quien mintió en relación con el caso de los delitos fiscales reconocidos por la pareja de Isabel Díaz Ayuso y hubo quien intentó desmontar la mentira contando la verdad. Y ha ganado la mentira, reconocida en sede judicial, ante los magistrados. Miguel Ángel Rodríguez coló una mentira donde él ya sabía que iba a colar.
La ONU no lo reconoce, pero quizá sea porque no hace ni falta: todo el mundo tiene derecho a desesperar de su país de cuando en cuando. Pero igual que cabe la maldición, a veces es necesaria la alabanza. Y a mí, por ejemplo, me basta la tortilla de patata para tener en lo más alto las aportaciones de España al género humano. Ahora la tortilla de bar de cada día corre peligro, entre gripes aviares y el precio de los huevos. Esos huevos que alimentaban, que eran sanos, que costaban poco y que nos permitían mil versiones. Ahora lo más difícil, sin embargo, va a ser pagar los huevos al precio que antes pagábamos los huevos con trufa.
Como dice el PP, España es una dictadura. Pero una dictadura un poco rara, donde el Fiscal General es condenado por revelación de secretos y los jueces de instrucción acorralan a los dos secretarios de organización del partido en el Gobierno, a la esposa y el hermano de Sánchez. Olvidan que el PP se enfrentan los próximos meses a un rosario de causas y sentencias judiciales: Gürtel, Púnica y Kitchen. La linterna de la justicia acecha al PP y al PSOE porque en ambos hay sombras de corrupción y de abuso de poder. Ese es el denominador común de todos los casos, ya sean delito o no. Lo de García Ortiz, lo de Ábalos, lo de la Diputación de Almería y lo de Bárcenas, todo tiene un mismo origen.
Joaquín Estefanía reflexiona sobre la condena del Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado por revelación de secretos
Soledad Gallego-Díaz reflexiona sobre la condena del Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado por revelación de secretos
Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre la condena del Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado por revelación de secretos
Si todo el mundo actuara como hacen esos corruptos capaces de arramblar con dinero público, incluso en circunstancias tan terribles como una pandemia, el sistema entero se derrumbaría. La mayoría de los ciudadanos no robamos, no nos lucramos con el dinero de todos ni violamos leyes claramente establecidas. Sea por convicción o por miedo a las consecuencias de nuestros actos, la inmensa mayoría nos esforzamos por salir adelante sin transgredirlas normas. Con lo que ha costado conquistar la soberanía popular, desaisnos de regímenes injustos y autoritarios y que los que nos gobiernan sean escogidos entre nosotros.
Pasa el tiempo y nos enfrentamos de nuevo con la corrupción política de siempre. Hablo en este caso del informe de la UCO sobre Santos Cerdán y las contrataciones públicas del Gobierno de Navarra de la mano de una importante empresa de este país, pero hablo también de lo ocurrido en una Diputación Provincial presidida por el PP y de tantos y tantos casos, algunos conocidos, otros no tanto que se van acumulando. Y lamentablemente la impresión es que no parece que haya forma de escapar de ellos o no parece, quizá, esto es lo más grave, que haya una auténtica voluntad en la clase política de acabar de una vez con todas estas corruptelas.
Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre la petición del fiscal de 24 años de cárcel contra José Luis Ábalos, ex secretario de organización del PSOE; y por la excarcelación de su sucesor en el mismo cargo, Santos Cerdán