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El historial del votar es como el del follar, pero al revés. El primer voto suele ser el mejor, y el primer coito, si no es el peor, desde luego resulta muy mejorable, como hemos podido comprobar con el transcurrir del tiempo. Haber nacido y crecido en dictadura, soñando con vivir en un país que no fuera peor que los otros y del que no tuviera que avergonzarme, no me invalida para seguir apreciando las urnas, ahora que ya no estoy enamorada con el entusiasmo de los primeros tiempos.
Realmente uno puede ser electricista y ministro del Interior o vicepresidente y perito industrial, pero los políticos quieren notoriedad académica sin merecerla. Noelia Núñez lo ha pretendido por 3 veces y la han descubierto. Mentir debe ser el límite, dimitir, la solución y eso honra a la señora diputada.
Hoy se cumplen dos años de aquella noche en que el Partido Popular se quedó atónito al comprobar que descuentan no le salían, que ninguna opción de que Feijóo fuera investido presidente daba la mayoría requerida. El ansiado 176 y hoy, 2 años más tarde, al que no le salen las cuentas es al Gobierno. La votación de ayer deja las claras que el Partido Popular está dispuesto a votar contra el interés general. Ojalá Sus Señorías reflexionen este verano y vuelvan en septiembre con algo más que un agónico grito de resistencia.
Hay algo que une a los casos de presunta corrupción que este país va conociendo a cuentagotas. Y no es otra cosa que la sensación de que el Estado carece de instrumentos suficientes para evitar el asalto de algunas minorías a las instituciones. Estoy pensando en la ausencia de contrapoderes efectivos dentro de la propia administración, en cualquiera de sus niveles, no solo del Estado, capaz de detectar comportamientos irregulares.