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Nadie discute que la democracia tiene que regenerarse y que parte de la ecuación incluye a los medios de comunicación. Una democracia no puede funcionar sin opinión pública informada y eso requiere de medidas legales que la garanticen y las que hay ahora no sirven. Estamos en el siglo XXI y el problema requiere de consensos, no con textos como el que se debatió este miércoles en el Congreso. No es una cuestión de transparencia de la propiedad de los medios, que también, pero tiene que ver con la comercialización del tráfico de datos, de los sesgos algorítmicos, pero especialmente no puede arrancar de una motivación política tan personal que involucre al presidente porque impide la objetividad.
Habrá quien cuente la proliferación de la guayabera entre las catástrofes derivadas del cambio climático. Hasta hace pocos años su uso solo se justificaba si, como en la canción, uno era ese tipo de hombre que tiene "un hermoso y lindo cafetal", quizá porque el español medio se abrocha una guayabera y de pronto se le pone cara de secundario de Narcos. Vivimos un mundo de nostalgias imprecisas, y basta ser un nativo digital para que te encanten los puros, los toros y las guayaberas. Basta que tus padres te llamaran Pasionaria para luego meterte a carmelita de clausura. A mí me da que Sánchez -como dirían los politólogos- le ha robado el marco conceptual a más de uno al ponerse esta camisa que hasta ahora parecía, como el fachaleco, votar a la derecha.
La política española se ha instalado en el irrealismo. Fíjense qué titulares nos deja la semana. Un juicio a la Fiscal General, ante el Tribunal Supremo, nada menos, donde no se ha conseguido mostrar evidencia alguna de que fuera él quien filtró el famoso correo donde se reconocían los delitos fiscales del novio de la presidenta Ayuso. Esta, a su vez, queriendo tomar distancia de Vox y rechazar el racismo y la xenofobia, preguntándose en voz alta quién va a limpiar nuestras casas si no la hacen las que han llegado de fuera. Por su parte, Junts, tras declarar solemnemente su ruptura con el Gobierno, votando en contra de una enmienda del Partido Popular a la Ley de Movilidad Sostenible, nada menos que sobre la prórroga de las nucleares que hubiera puesto al Gobierno en algún que otro apuro.
Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre la consideración del abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea: cree que la amnistía no incumple los preceptos europeos en malversación y terrorismo