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Nadie discute que la democracia tiene que regenerarse y que parte de la ecuación incluye a los medios de comunicación. Una democracia no puede funcionar sin opinión pública informada y eso requiere de medidas legales que la garanticen y las que hay ahora no sirven. Estamos en el siglo XXI y el problema requiere de consensos, no con textos como el que se debatió este miércoles en el Congreso. No es una cuestión de transparencia de la propiedad de los medios, que también, pero tiene que ver con la comercialización del tráfico de datos, de los sesgos algorítmicos, pero especialmente no puede arrancar de una motivación política tan personal que involucre al presidente porque impide la objetividad.
El Partido Popular tiene un problema, aparte de con la verdad, con la espalda. Lo comprendí el lunes cuando el muy en funciones president de la Generalitat de València declaró ante la Comisión del Congreso que posiblemente había guardado en la mochila el móvil, ese artilugio del que en el día de la tragedia dependían vidas y haciendas de su comunidad. No bastó con esta lección de anatomía práctica. Recibí otra, horas más tarde, por el alcalde popular de Alpedrete (Comunidad de Madrid, no digo más) que se negó a calificar de violencia doméstica el asesinato de una mujer a manos de su marido. Andan los del PP, desde que se hicieron amiguitos de su camada escindida color verde vómito, muy ajetreados con las palabras, pues quieren hacer ver que no son lo mismo que los otros mientras siguen convenciendo a los otros de que son lo mismo que ellos.
El empate frente a Turquía sabe a poco después de completar una fase de clasificación casi perfecta
Hoy se va a formalizar Ia presentación de la candidatura de Juan Francisco Pérez Llorca como candidato a suceder a Carlos Mazón en la Presidencia de la Generalitat Valenciana. Se pretende así cerrar un periodo de desgaste político del Partido Popular y evitar nuevas elecciones en la Comunidad. No resuelve el problema de la renovación política ni de la asunción de responsabilidades, ya que se trata de alguien que ha ligado toda su trayectoria política, precisamente a Carlos Mazón. Pérez Llorca va a encarar la reconstrucción desde la ignorancia y el desprecio de las causas estructurales que provocaron ese desastre.