SER Podcast
Tuve un encuentro que podríamos denominar académico. Una madre, supuse por la edad y el parecido físico, estaba ayudando a su hija adolescente a repasar la lección. Iba la muchacha leyendo sus apuntes. En ese castellano propio del barrio y la lección, o mezcla fascinante, iba de marxismo, concretamente, de la postura del marxismo ante la delincuencia después de recitar que el análisis marxista enfoca al delincuente como producto de las desigualdades sociales y económicas del capitalismo.
Primero la ultraderecha azuza el odio contra el diferente en el marco de una narrativa que vincula a migración con inseguridad. Entonces, al primer incidente real o inventado se despliegan los grupos de escuadristas, provocan altercados violentos, generan miedo, incertidumbre y ansiedad en las poblaciones que reclaman ley y orden.
La actualidad nos brinda dos temas importantes sobre los que vale la pena acercarse con sosiego. Ni España se rompe por reformar un sistema de financiación que no satisface hoy a nadie y que debería haberse renegociado en 2014, hace 11 años, ni la inmigración es el peligro trumpista que la asimila como una amenaza para nuestras calles y nuestra convivencia.
Lo que ha pasado en Torre Pacheco replica exactamente lo ocurrido en Reino Unido el año pasado. Un incidente real se instrumentaliza con desinformación, grupos organizados vienen desde fuera a provocar violencia y las redes sociales amplifican el odio. Es una tecnología del caos que se está exportando por toda Europa.