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Hasta ahora hemos contemplado desolados los incendios que han quemado una buena parte de España. A partir de ahora contemplamos cómo se quema nuestra política y nuestro año al igual que pasa con la Guerra Civil, un episodio feroz que nos sigue dividiendo somos incapaces de compartir un relato común sobre lo que nos ocurre. Ya pasó con la DANA. Si eras de derechas la culpa era de la Confederación del Júcar de competencia nacional si eras de izquierdas toda la culpa era de Mazón.
Lo de estos días pone de relieve que en situaciones como la de los incendios o ahora la distribución de menores no acompañados, lo que predominan son los conflictos negativos de competencias. Esto no me toca. Si además resulta que el partido que gobierna 12 comunidades autónomas no tiene un especial interés en defender lo público, sino en denigrarlo y se niegan incluso las bases científicas que explican la proliferación de emergencias, entonces entenderemos que más que hablar de gobierno compartido y de cómo reforzarlo, nos pasamos un día hablando de cuando son las elecciones y del quítate tú para ponerme yo.
Por lo menos hemos visto ayer cómo el Partido Popular pone sobre la mesa 50 medidas y deja de centrar su acción en ruedas de prensa cutres y con insultos personales. Esas medidas habrá que estudiarlas. Ya empiezan mal en el sentido de poner el foco con el pirómano, como si eso permitiera pagar mejor los incendios. Es un circo que los ciudadanos no tienen por qué soportar. Y eso que puede tener algún sentido y quizá un poco durante la vida administrativa normal, no lo tiene en situación de emergencia.
Un buen negacionista nunca deja que la realidad o la evidencia científica le estropeen una buena teoría de la conspiración. Así que la culpa de todo la tienen los ecologistas, la Agenda 2030 o la ideología roja y progre en general. Lejos de apuntarse un debate inteligente sobre la evidencia de los incendios de sexta generación y las nuevas políticas de prevención que exigen, el partido que gobierna en las comunidades más asoladas por el fuego y por su propia incompetencia prefiere apuntarse al negacionismo climático y político proclamando que la culpa de todos la tiene Pedro Sánchez.